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Hola a todas! Y bienvenidas al podcast para psicólogas de “De psicólogas para psicólogas”, creado por Eunip. A lo largo del episodio de hoy hablaremos sobre la importancia del autocuidado de las psicoterapeutas acompañadas de Eugenia Puig, psicóloga del equipo presencial de Somos Estupendas.
Desde Somos estupendas en compañía con EUNIP se generó una campaña llamada «Antes de cuidar a otras», en la que se proponía un seminario «Cuida de ti». Dirigido a profesionales de la psicología para poder darnos valor y generar estrategias para cuidarnos.
Recordaros que en esta segunda temporada del podcast queremos centrarnos en acercarnos a vosotras desde un lado mas humano. Por ello, queremos trasladar en este episodio, la importancia del autocuidado de las psicoterapeutas a través de distintas herramientas.
Os invitamos a que escuchéis el anterior podcast en el que Eugenia Puig participó abordando herramientas en terapia para el trabajo corporal.
A lo largo de este episodio, abordaremos el motivo por el que tenemos que recordar la importancia del autocuidado, qué relación tiene el autocuidado de las psicoterapeutas con la fatiga por compasión y qué señales o indicadores podemos percibir para saber que estamos al límite.
En este podcast hablamos de:
- ¿Por qué tenemos que hablar sobre el autocuidado de las psicoterapeutas?
- ¿Por qué tenemos que recordárnos el autocuidado como psicoterapeutas?
- ¿Qué relación tiene el autocuidado como psicoterapeutas con la fatiga por compasión?
- ¿Qué señales podemos tener para saber que estamos en un punto límite y que necesitamos ese autocuidado?
¿Por qué tenemos que hablar sobre el autocuidado de las psicoterapeutas?
En primer lugar la complejidad de nuestra profesión, aunque ello sería extensible a las demás profesiones y personas. Pero no olvidemos que nosotras estamos en contacto y constantemente expuestas a la vulnerabilidad.
Antes de psicólogas somos humanas, y esto implica trabajar con dolor humano, y que percibamos y recibamos toda la información relacionada con el sufrimiento ajeno. Ello genera un impacto elevado en nosotras, por lo que es necesario cuidarnos para amortiguar el impacto que nos genere.
Sobre todo a los inicios de nuestra práctica como psicólogas, es necesario cultivar nuestro autocuidado para que nosotras consecutivamente podamos disfrutar de nuestra practica sin resentirnos de los impactos de ella. Si una no se está atendiendo a la vez que atiende, no es un servicio limpio, no estás del todo disponible para poder generar un espacio real. Por ello es fundamental realizar un adecuado manejo de las propias emociones.
Ello no implica que acompañar suponga estar siempre estable y en nuestro centro. Podemos seguir trabajando a pesar de que nuestra vida tenga movimientos, pero siempre teniendo en cuenta qué es lo que pasa en mi y tener espacios para atender aquello que no está tan bien.
Cuando no nos estamos cuidando, tampoco estamos siendo reales. Tenemos muchas creencias de que «tenemos que estar ahi y ser esa buena psicóloga». Pero sentimos que no somos nosotras, con mucha disonancia interna. Si nos cuidamos podemos sostener el dolor ajeno, a pesar del nuestro propio. No es tanto si tengo o no dolor en mi vida, sino que mi propia escucha interna está pudiéndose dar, a pesar de que podamos atender a los demás.
El autocuidado no es siempre que estoy mal retirarme de la práctica, sino poder escucharme cuando estoy mal mientras también escuchar a los demás
Eugenia Puig
¿Por qué tenemos que recordárnos el autocuidado como psicoterapeutas?
Hay muchos factores que interaccionan, uno es el que desde pequeños tengamos una cultura del hacer, cultura del esfuerzo, que nos lleva a ser productivas y que nos predispone a estos automatismos. Existe cierta culpa por no saber hacer, no se trata de demonizarla, sino de entender que lo hemos integrado así. Esta cultura nos ha traído también cosas buenas, pero nos ha llevado mucho a la cultura del hacer y no del ser.
Otro de los factores depende del carácter y de la propia persona, cual es la narrativa que tiene consigo misma, cual es el diálogo que tiene y las creencias que la acompañan respecto a ser una buena psicóloga. Hay una frase fundamental, «no eres imprescindible», no somos las salvadoras del mundo. Si terminamos quemadas el mundo seguirá.
Es decir, vivimos en una cultura del esfuerzo y sacrificio. Por ello es necesario trabajar ese autocuidado para mostrarnos honestas. Al final es una herramienta de trabajo, para poder permitir a la persona a la que acompañamos a mostrarse vulnerable, a la vez que nosotras también nos permitimos ser.
¿Qué relación tiene el autocuidado como psicoterapeutas con la fatiga por compasión?
La compasión o empatía es poder amar y ver el dolor del otro sin tener que digerirlo yo. La fatiga por compasión se alimenta de una falsa creencia de lo que es la compasión. Cuando terminamos nuestras sesiones, tenemos que trabajar el como nos llevamos el dolor ajeno a nuestras casas. Ello implica no sufrirlo, no desde la disociación, sino de poderlo acompañar sin esa digestión que no me pertenece.
La fatiga por compasión aparece cuando yo tengo la creencia de que yo tengo que digerir, o ayudar a digerir las emociones del otro desde mi propio estómago y aquí surge esa tendencia de quemarnos.
Esto también es un trabajo de fondo, y también diferenciarlo de las creencias de que si yo no siento dolor por las vivencias del otro, no lo estoy haciendo bien, no estoy conectando como debería. Lo que se me despierta a mi con el dolor del otro, si es mio, es mi responsabilidad darle un lugar.
Es esencial para ello la terapia personal, la terapia de supervisión, ya que somos humanos y necesitamos ese espacio que me permita prevenir esa fatiga.
¿Qué señales podemos tener para saber que estamos en un punto límite y que necesitamos ese autocuidado?
Algunas de las señales que podemos identificar que estamos en ese punto es la fatiga, que me cuesta ir al trabajo, que me cuesta estar presente. Todos los síntomas relacionados ansiedad, desbordada, triste, que todo el escenario es el trabajo, que no tengo espacios para nutrirme de mi vida social, todo lo que me lleva a pensar que mi cuerpo está desenergetizado. De lo que se trata es de que mi trabajo sea ecológico y sostenible, que pueda nutrirme y que mi vida no esté enfocada a la desenergetización.
Uno de los indicadores es que me muevo entre estos dos polos. Hay veces que estamos tan desconectados de las necesidades de nuestro cuerpo, que no hay sintoma, no hay sistema de alerta activado.
Es fundamental conectar con las señales de nuestro cuerpo, que me hagan ver que no estoy presente. Y no olvidemos que estar presente no es estar bien, muchas veces es incómodo, porque implica observarme como estoy y poder respirar para permitir a la emoción expresarse.
También es importante ese papel activo, de tener esos espacios vacíos en los que esa información pueda llegarme. Por mucho que pueda ponerme actividades que me permitan conectarme y que relacionemos con el autocuidado, también necesitamos espacios de reflexión, espacios en blanco para que esa información pueda brotar en mi. El autocuidado nace desde la cultura del ser y no del hacer.
A lo mejor mi cuerpo no necesita ir a yoga para conectar sino no hacer nada, para hacer contacto con el malestar y la incomodidad.
Eugenia Puig
Si seguimos cuidandonos desde ese automatismo, si no ofrecemos espacios en blanco, no podemos conectar con esa escucha interna, que me permita poder darme cuenta.
Recogiendo la importancia de poder compartir dentro de una red de apoyo de compañeras, os invitamos a que compartáis vuestras experiencias y vuestro sentir respecto al manejo de las propias emociones.
Nos continuaremos escuchando. Asi que ¡hasta la semana que viene compañeras!