El abordaje de TCA en terapia

¡Hola a todas! Y bienvenidas al podcast “De psicólogas para psicólogas”, un podcast dirigido especialmente a la formación de profesionales de la Psicología. En este episodio estamos acompañadas de Sandra Navó. Ella es psicóloga y nutricionista, especializada en acompañar a personas que tienen algún tipo de alteración alimentaria. Por ello, en este episodio hablamos con ella de «El abordaje de TCA en terapia«.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de TCA?

Podemos hablar de los TCA bien desde lo que dicen los manuales diagnósticos, y bien atendiendo a lo que vemos en consulta per se.

Actualmente, el DSM lo explica como una alteración persistente en la alimentación, que llevan a una alteración en el consumo, y que afectan al funcionamiento biopsicosocial. Dentro de esto, existirían varios subtipos (anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, pica, trastorno por atracón, etc.)

Por otro lado, existe una teoría llamada “Teoría del continuo”. Esta teoría propone que en un polo del continuo se encuentran las conductas saludables (que podemos llamar conducta alimentaria sana); y en el otro polo los trastornos de la conducta alimentaria. En este polo se situarían las conductas alimentarias de riesgo.

Dentro de este continuo, hemos de tener en cuenta que puede no existir un trastorno de alimentación diagnosticado pero sí un comportamiento alimentario de riesgo. De hecho, es importante tenerlas en cuenta porque suelen ser las más invisibilizadas o normalizadas, y que suelen ser leídas simplemente como una alimentación “desordenada”. Sin embargo, son el caldo de cultivo que puede acabar llevando a un TCA o que pueden cronificares.

Por último, en este punto, es esencial partir de la premisa de que hay tantos TCA como personas.

¿Qué hay detrás de un TCA?

Las causas de un TCA, como siempre, son multifactoriales, es decir, hay muchos factores que predisponen, que precipitan y que mantienen que esta alteración se dé, y que se ven interrelacionados. Por ejemplo, dentro de los factores predisponentes o de vulnerabilidad podríamos encontrar la educación alimentaria, la gordofobia, la forma en la que nuestras figuras de referencia se han relacionado con la comida, etc. Como factores precipitantes podemos encontrar experiencias de estrés, como un cambio de trabajo, un inicio de una dieta restrictiva, una experiencia traumática (ej. una pérdida, etc.).

Aun así, es muy común encontrar experiencias de trauma detrás de ellos. Sandra expresa que cada vez se comprueba más que el trauma es un factor de vulnerabilidad con mucho peso en el desarrollo de un TCA. Especialmente hablaríamos de trauma relacional o de apego (lo que llamaríamos trauma complejo).

En muchos casos, los TCA son trastornos secundarios a traumas, es decir, trastornos de estrés postraumáticos que se han cronificado y que, en momento dado, se han expresado a través de un síntoma como es la conducta alimentaria alterada.

Teniendo en cuenta esto, el TCA a menudo cumple una función emocional relacionada con regularnos, con sobrevivir, y/o con llenar aquellas necesidades que quizá en algún momento no fueron cubiertas. Desde ahí, es importante que podamos tener formación en trauma y apego. En este sentido, Sandra expresa que, de forma paradójica, la comida ha sido aquello que ha ido salvando a la persona.

¿Qué actitud adoptar como psicólogas?

El paradigma que en muchas ocasiones se ha seguido durante años en el acompañamiento a personas con TCA es desde un modelo biomédico. Otorgando una etiqueta cargada de estigma, sin contemplar cuál podría estar siendo la funcionalidad del síntoma que vemos.

Sin embargo, es importante entender qué hay detrás de esta conducta o conjunto de conductas que meramente se han agrupado en forma de diagnóstico.

Entender la profundidad y raíz del TCA, teniendo en cuenta lo descrito en el apartado anterior, no solo nos ayuda a nosotras como profesionales a la hora de intervenir. Sino que aporta a la persona esa empatía, comprensión y compasión hacia su realidad. Así, conseguimos reducir la culpa y vergüenza que suele acompañar a las personas que tienen una conducta alimentaria alterada.

De hecho, es muy importante el trabajo con la culpa, dado que esta es un factor que puede actuar como detonante de la conducta alterada, en muchos casos.

Así, es esencial partir de la base de que no tratamos con anoréxicas o bulímicas, sino con personas que han desarrollado una estrategia de defensa o de supervivencia en forma de alteración alimentaria.

Como psicólogas, hemos de acompañar desde la idea de que estas personas lo han hecho lo mejor que han podido y sabido para adaptarse al entorno en el que han vivido. Se trata, por tanto, de adoptar una mirada apreciativa y holística hacia la persona. Y de poder ver más allá de la punta del iceberg.

Contemplamos a la persona, además, como alguien con recursos y habilidades. Ver su potencial a la hora de curar y sanar será imprescindible.

Y, como siempre, las supervisiones en estos casos son muy positivas.

¿Cómo actuar ante casos de TCA de gravedad?

Si hay gravedad o incluso riesgo vital, entonces hay que priorizar el ingreso hospitalario y la estabilización física.

Siempre y cuando haya control alimentario pero no riesgo vital, podremos intervenir aportando recursos para que desde ahí la persona pueda encontrar esa estabilización y otros recursos que no le lleven a utilizar la restricción o la comida como regulador emocional.

Es esencial, en todo caso, explorar de qué tipo de riesgo estamos hablando. Por ejemplo, no sería lo mismo que existan ciertas molestias gástricas o algo de irritación que un riesgo cardiovascular (por ejemplo, en el caso de bulimia purgativa) o un riesgo vital importante.

Lo primero, por tanto, en caso de riesgo o de gravedad física, será la estabilización. Por mucho que sepamos, como hemos visto, que eso que estabilizamos sea un síntoma que está cumpliendo una función.

Muchas gracias por acompañarnos otro día más. Y gracias por acompañarnos en este proyecto que tiene el objetivo de hacer tribu y sentirnos vistas y acompañadas como profesionales de la Psicología. Enhorabuena por dedicaros tiempo a cuidaros.

¡Hasta el siguiente episodio!

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Psicóloga sanitaria con enfoque integrador y con perspectiva de género y de apego. Como psicóloga, dedico mi vida a acompañar a otras personas en sus procesos de conocimiento y crecimiento. Como humana, dedico mi vida a crecer, aprender, viajar, descubrir, vivir despacio, y disfrutar.

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