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¡Hola a todas! Y bienvenidas al podcast para psicólogas, “De psicólogas para psicólogas”.
Como ya comentamos en el primer episodio de este podcast, nos hemos ido dando cuenta de que hay otra parcelita que también queremos atender: la del bienestar de las personas profesionales de la psicología.
Es por eso por lo que hemos creado este espacio a través del cual hablar con profesionales del mundo de la Psicología sobre temas tanto teóricos como prácticos de los que como psicólogas podamos nutrirnos.
En este episodio estamos acompañadas de Marta Segrelles, psicóloga con perspectiva integradora especializada en niña interior y apego. Hoy hablamos de la importancia de revisarnos como terapeutas.
En este podcast hablamos de:
¿Qué es revisarse como terapeutas?
Es importante entender que en nuestra práctica como profesionales no sólo necesitamos formarnos, sino revisar la mochila de vivencias que llevamos también como personas. Vivimos toda una serie de experiencias que van a impactar en las sesiones.
En muchas ocasiones estamos muy centradas en la intervención per se. Pero, también va a ser esencial conocer nuestra propia mochila y ver cómo esta y nuestra historia puede impactar o influir en la terapia.
Esto tiene mucha relación con algo que tratamos en el episodio anterior (cómo ser una buena psicóloga): considerar nuestra faceta como humanas en nuestro trabajo como psicólogas. Esto implica que también en terapia pueden aparecer nuestras propias heridas o vivencias.
Así, ponernos enfrente de otra persona a trabajar los vínculos supone que se activen aspectos de los nuestros propios.
Revisarnos sería, por tanto, conocer qué se mueve dentro de nosotras con según qué temas que puedan trabajarse en terapia. O escuchar con qué nos conecta lo que la persona puede contarnos.
¿Por qué es importante revisarnos como terapeutas?
Revisarnos como terapeutas tiene mucha importancia de cara a poder acompañar a la persona sin que nuestra historia condicione este acompañamiento.
Existirán ocasiones en las que podamos sintonizar con lo que la otra persona está sintiendo sin necesidad de que eso nos esté removiendo. Por ejemplo: puede ser que una persona nos cuente una situación triste y empaticemos con esa tristeza. Eso nos permitirá traducir y reflejar esa emoción para que la persona se sienta entendida y vista. Ahora bien, puede que esta situación conecte con alguna herida o con algo de nuestra historia que nos remueva, y es ahí donde hemos de trabajar en sintonizar también con nosotras mismas.
La importancia de revisarnos como terapeutas reside en el hecho de cuidar de todo aquello que pueda comprometer el vínculo terapéutico. En tanto que esto es lo primero que ha de preservarse en terapia.
En este sentido, permitirnos sentir lo que sintamos y no pretender ser máquinas expendedoras de ayuda no nos hace peores psicólogas. Nos hace psicólogas que se responsabilizan de lo que sienten y que se permiten tenerlo en cuenta para que esto no impacte en nuestro/a paciente.
¿Cómo se hace eso de revisarnos como terapeutas?
Si bien en acostumbramos como terapeutas a estar centradas en lo que la persona dice y en cómo se comporta, es necesario que hagamos cierto trabajo de mirar hacia dentro.
Aunque sea importante prestar esa atención activa hacia la persona a la que acompañamos, es igualmente importante reservar cierta atención acerca de qué sensaciones se mueven dentro de nosotras. De modo que no perdamos la conexión con lo que nos puede estar impactando.
Así, una pregunta importante que ir haciéndonos es: ¿cómo esto que está saliendo en sesión me está afectando?
Marta explica que es importante sostener ambas realidades. Tanto el hecho de estar atentas y disponibles para la persona, como el hecho de permitirnos conectar con nuestra faceta como personas con una historia. Así, dado que en el momento de la sesión es un espacio en el que dar prioridad a acompañar a la persona como necesita que hagamos, podemos escuchar lo que dentro de nosotras se ha activado y guardarlo en “una salita de espera” hasta poder dedicarle el tiempo necesario.
Esto no implica desconectarme de mí. Sino aplazar lo que ha surgido dentro de mí para conectar con ello y recuperarlo cuando sea el momento.
Incluso, llegado un momento en el que nos estemos sintiendo muy removidas, podemos pedir un espacio a la persona a la que acompañamos con alguna frase como “voy un momento a coger agua y vengo”. De esta manera, tenemos un pequeño margen de tiempo para volver a poner el foco en la otra persona.
En general, Marta considera tres factores fundamentales que nos ayuden a revisarnos como terapeutas:
- La formación
- La supervisión
- Hacer nuestro propio proceso de terapia
¿Qué hacer cuando siento que me estoy implicando mucho emocionalmente con la persona?
Aunque previamente hayamos comentado que es normal sentirnos removidas en determinados puntos de la sesión de terapia, puede que no siempre tengamos todas las herramientas para recolocarlo. Incluso como psicólogas. Y está bien.
Forma parte de nuestra parte humana no haber podido integrar todo lo que nos ha ocurrido.
En este sentido, si sentimos que nuestra implicación a nivel emocional está siendo mayor de la que podamos sostener, también podemos decidir qué casos abordar y cuáles no. O, en según qué situaciones, derivar a otra psicóloga si lo vemos necesario.
Esto implica, por un lado, cuidarnos a nosotras. Y, por otro lado, comprometernos con el bienestar de la otra persona y asegurarnos en la medida de lo posible que va a tener el acompañamiento que necesita y merece.
¿Qué hacer cuando mis creencias o valores chocan con los de la persona?
Igualmente, esta situación puede también darse a la inversa cuando lo que ocurre es que el sistema de creencias de la persona colisione con el nuestro propio. Es decir, cuando los valores, creencias o ideología de la persona sean contrarios a los míos. En estos casos también es importante que adoptemos cierta distancia de lo que pensamos y creemos. Esto no quiere decir que abandonemos nuestros valores, sino que en ese momento decidimos acompañar a la persona con una postura de respeto y no juicio.
Ahora bien, de nuevo, si sentimos que no queremos o no podemos sostener ciertas realidades tan contrarias a nosotras, también podemos decidir con qué sí y con qué no nos sentimos cómodas. Como dice Marta, “por mucho que diferenciemos el rol de psicóloga y el rol de persona, no me puedo separar al completo, y eso va a estar conmigo en sesión”. De este modo, está bien conocer cuáles son nuestras limitaciones a la hora de acompañar.
Muchas gracias por acompañarnos en este episodio. Y gracias por acompañarnos en este proyecto que tiene el objetivo sentirnos vistas y acompañadas como profesionales de la Psicología. Enhorabuena por dedicaros tiempo a cuidaros.
¡Hasta el siguiente episodio!