Cómo hacer un cierre de sesión terapéutico

¡Hola a todas! Y bienvenidas al podcast para psicólogas “De psicólogas para psicólogas”, un podcast dirigido especialmente a la formación de profesionales de la Psicología. En este episodio estamos acompañadas de Marta García, del equipo de Alimenta tu Esencia.

Ella es psicóloga sanitaria y psicoterapeuta. Está especializada en conducta alimentaria y psiconutrición, en duelo, y en Ecopsicología, entre otras muchas cosas que la construyen como profesional y como persona. Hoy con ella hablamos de cómo hacer un cierre terapéutico.

¿Cómo darnos cuenta de que es momento de hacer un cierre?

Marta comienza explicando que el cierre terapéutico no es un momento, sino una etapa de cierre, con una importancia especialmente relevante. No se trata de una o dos sesiones, sino de todo un proceso de revisión de objetivos y de preparación del cierre como tal. Esta etapa se basa en la integración y significación de todo lo trabajado, y de ahí su importancia.

Podemos decir que esa etapa de cierre empieza a darse cuando la demanda inicial de la persona se ha cumplido. Es decir, si los objetivos que se tenían se han resuelto de una forma acorde a lo que la persona necesita.

Para ello es importante ir revisando los avances que vamos viendo en terapia con cierta frecuencia, y también ir trabajando en equipo, en este sentido, con la persona a la que acompañamos. Es decir, es importante abrir un espacio en el que preguntar cómo se siente la persona en relación con el proceso de terapia. De este modo, podemos darnos cuenta del momento en el que nos encontramos dentro del proceso, y no perder la idea de trabajar siempre bajo demanda, aunque esta pueda ir variando y actualizándose. De lo contrario, puede que el proceso de terapia se alargue más de lo recomendable y se pierda la dirección que queremos establecer.

En muchas ocasiones lo que vamos a encontrarnos es que paciente y psicóloga coincidamos en el momento en el que veamos oportuno comenzar con la etapa de cierre. Así, hablamos de que el cierre terapéutico es un proceso compartido.

¿Cómo hablar del cierre terapéutico en terapia?

El cierre terapéutico es una etapa que requiere de mucha comunicación.

En el momento en que veamos, como psicólogas, que vemos que la persona está preparada para comenzar el proceso de cierre, hemos de comunicarlo. Quizá no sea necesario en un primer momento utilizar la palabra cierre, sino poder preparar a la persona antes de ponerle este nombre.

Podemos ir hablando de cómo vemos a la persona en relación con cómo comenzó el proceso.

Igualmente, está bien que planteemos cómo se siente la persona frente a la posibilidad de ir espaciando las sesiones. Por ejemplo, podríamos preguntar: “¿cómo sería para ti empezar a vernos cada tres semanas?”.

Espaciar las sesiones, a su vez, permitirá que se genere un espacio en el que la persona explora sus recursos. De hecho, Marta habla de que este espaciamiento constituye un “experimento”, a través del cual pueden surgir emociones, dificultades, o aprendizajes que puedan ser interesantes de cara a trabajar en terapia, a actualizar las demandas, o a fortalecer los recursos como parte de la prevención de recaídas.

¿Cómo actuar ante el miedo de la persona a cerrar el proceso de terapia?

Los miedos o inseguridades frente a un cierre terapéutico pueden darse por ambas partes. Tanto por nosotras como psicólogas frente al hecho de dejar de acompañar a esa persona, como por parte del/la paciente frente a la posible sensación de vértigo e incluso abandono al poner fin al proceso de terapia.

Por un lado, respecto de nuestras dificultades como profesionales, hemos de cuidar mucho no alargar el proceso de terapia más de lo que para la persona pueda ser beneficioso. En este sentido, la supervisión puede ser especialmente relevante, como hablamos en el episodio anterior sobre la importancia de revisarnos como psicoterapeutas.

Además, hemos de tener en cuenta que en la vida de las personas siempre van a surgir situaciones que puedan ser trabajadas en terapia. Sin embargo, esto no significa que como psicólogas tengamos que acompañar a la persona en cada dificultad que encuentren en su vida. Lo que hacemos en terapia es ayudar a la persona a desarrollar recursos y herramientas que, lejos de generar una dependencia respecto de la terapia, amplíen su capacidad de autonomía.

Así, es importante para gestionar nuestras propias dificultades recordar la importancia de confiar en los recursos de la persona, sin infravalorarlos.

Esto es lo que también es fundamental que traslademos a la persona a la que acompañamos. Como dice Marta, hemos de ser el espejo en el que vea los recursos con los que cuenta. Y será en esta etapa de cierre terapéutico cuando se trabaje específicamente en revisar dichas herramientas, en prevenir las recaídas, y en integrar todo aquello que la persona ya ha desarrollado. De esta manera, este proceso de cierre y de integración irá solventando la inseguridad que en un primer momento puede generarse.

Herramientas para hacer un cierre terapéutico

De forma más concreta, hay muchas herramientas que pueden tener mucho sentido en un proceso de cierre terapéutico.

Una de las habilidades que se destacan en este momento es la creatividad, de la que ya hablamos en el primer episodio: cómo ser una buena psicóloga. Es decir, la capacidad de invención -profesional y con sentido- de prácticas individualizadas que creamos que puedan ritualizar o simbolizar este cierre.

Algunas ideas son:

Listado de herramientas

Podemos crear un listado de las herramientas que la persona se lleva o que ha aprendido. Puede ser un listado como tal, o bien a través de algo más simbólico como una caja de madera. Incluso, podemos animar a la persona a customizarla.

Visualización guiada en movimiento

Se trata de invitar a la paciente a que se coloque en un punto de la sala en la que esté, que representa el momento en el que vino a terapia. Tras ello, vamos guiando los pasos que da hacia delante, que representarían los avances que ha ido dando y aprendizajes que ha desarrollado. Así hasta llegar al punto en el que está, desde donde pueda mirar hacia atrás e integrar lo aprendido.

Este ejercicio también podemos utilizarlo como ejercicio en la prevención de recaídas.

Poner a la persona en situación de experta

Se puede realizar con una silla vacía o a través de una carta. Consiste en proponer a la persona que piense en qué le diría a una persona que está en el momento o situación en que ella misma llegó a terapia.

Escultura

Que la persona pueda ejemplificar a través de su cuerpo cómo llegó a terapia, y cómo representaría el momento actual de cierre terapéutico.

Creación de un cuento

Podemos proponer que escriba una pequeña historia en tercera persona de su propia historia de vida o de su propio proceso de terapia.

Muchas gracias por acompañarnos otro día más. Y gracias por acompañarnos en este proyecto que tiene el objetivo de hacer tribu y sentirnos vistas y acompañadas como profesionales de la Psicología. Enhorabuena por dedicaros tiempo a cuidaros.

¡Hasta el siguiente episodio!

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Psicóloga sanitaria con enfoque integrador y con perspectiva de género y de apego. Como psicóloga, dedico mi vida a acompañar a otras personas en sus procesos de conocimiento y crecimiento. Como humana, dedico mi vida a crecer, aprender, viajar, descubrir, vivir despacio, y disfrutar.

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