El término indefensión aprendida, solemos relacionarlo con las respuestas ante situaciones de violencia en relaciones o en situaciones en las que no podemos responder y nos quedamos paralizados. Este concepto hace referencia a cuando una persona se vuelve pasiva y se siente incapaz de actuar, resignada ante situaciones complejas debido a las experiencias previas en las que se han sentido con una pérdida de control elevada.
A lo largo de este artículo, hablaremos sobre la teoría de la indefensión aprendida, así como algunos ejemplos, síntomas de indefensión aprendida y tratamiento de esta.
¿Qué es la indefensión aprendida?
La indefensión aprendida se produce cuando una persona se encuentra expuesta de forma reiterada a situaciones en las que percibe que no tiene ningún tipo de control sobre el resultado. Derivado de esto, deja de intentar cambiar o huir de la situación, incluso en el caso de que tuviera una oportunidad para ello.
La indefensión aprendida, se estudió por primera vez en animales, pero se ha visto como también se produce en seres humanos en situaciones de elevado estrés. De esta forma, se puede manifestar en cualquiera de las áreas de la vida de la persona. Un ejemplo de ello, es en el ámbito académico, aquella persona que obtiene constantemente unas calificaciones bajas, llegará un momento en el que crea que da igual cuanto estudie, y dejará de esforzarse.
Si bien es cierto, que en una de las situaciones en las que más se ha estudiado es en las relaciones personales, cuando una persona se encuentra en una relación abusiva y piensa que no puede escapar de la situación. Ya que cualquier intento previo de salir de la relación no ha sido posible y solo ha generado mayor malestar.
Teoría de la indefensión aprendida
La teoría de la indefensión aprendida, la desarrolló el psicólogo Martin Seligman en 1960. Así, Seligman y sus compañeros realizaron una investigación con una serie de experimentos con perros. En ellos, descubrieron que los animales que eran expuestos a una serie de descargas eléctricas, de las que no podían escapar. De ellos vieron que después de estar expuestos en varias ocasiones, dejaron de intentar escapar, aunque se les ofreciera una alternativa de escape.
La indefensión aprendida según Seligman
De esta forma, Seligman, observó que esta condición en animales, también se producía en humanos, donde la exposición repetida a situaciones negativas que percibían como incontrolables puede llevar a este estado de indefensión aprendida.
Seligman planteó, que la indefensión aprendida es un modelo explicativo que se puede emplear en ciertos tipos de depresión, en los que las personas a menudo sienten que no pueden cambiar su situación. O en contextos de trauma y abuso, donde las víctimas pueden desarrollar una sensación de impotencia y resignación debido a experiencias repetidas de falta de control.
La teoría que Seligman desarrolla, sugiere que la falta de control percibido sobre el entorno, puede llevar a una menor motivación para intentar cambiar la situación. Así se puede dar una reducción en la percepción de la capacidad que tenemos para aprender que tenemos el control. Y, por otro lado, un aumento en las emociones negativas, como la desesperanza y la tristeza, la soledad o el vacío.
Investigaciones posteriores han demostrado que la indefensión aprendida no solo se aplica a situaciones de estrés agudo, sino también a condiciones crónicas de estrés. Además, se ha observado que no es solo la falta de control real lo que lleva a la indefensión aprendida, sino la creencia de que uno no tiene control.
Ejemplos de la indefensión aprendida
Como comentábamos, la indefensión aprendida puede manifestarse en distintas áreas de la vida. A continuación te vamos a dejar algunos ejemplos:
- Un estudiante que ha experimentado repetidos fracasos académicos puede desarrollar una creencia de que no importa cuánto se esfuerce. Lo que puede llevarle a abandonar sus estudios y evitar tareas académicas desafiantes.
- En el ambiente laboral, un empleado que lo percibe como hostil puede llegar a creer que sus esfuerzos no harán ninguna diferencia en su situación. Así, puede disminuir su productividad, evitar asumir responsabilidades y perder interés en su trabajo.
- Una persona en una relación abusiva que ha intentado repetidamente salir de la relación sin éxito puede desarrollar una sensación de desesperanza y resignación. Puede llegar a creer que no tiene la capacidad de cambiar su situación y permanece en la relación abusiva, a pesar del daño emocional y físico que le causa.
- Personas que enfrentan enfermedades crónicas o dolor persistente pueden desarrollar una creencia de que no hay nada que puedan hacer para mejorar su salud. Esta percepción puede hacer que eviten buscar tratamientos o realizar actividades que pueden mejorar su situación.
Síntomas de la indefensión aprendida
La indefensión aprendida no implica únicamente una afectación a nivel cognitiva, por lo que es importante realizar un abordaje integrativo en el que tener en cuenta distintas sintomatologías:
Síntomas emocionales
Dentro de los síntomas emocionales podemos encontrar una tristeza persistente, debido a la sensación de pérdida de control de su futuro. Además, aparecen emociones como la desesperanza, frustración y vacío derivado de los múltiples intentos en los que se percibe que sus esfuerzos son inútiles.
Además, también derivado de la creencia de que no pueden influir en su situación, puede llevar a que la confianza en uno mismo disminuya.
Síntomas cognitivos
La indefensión aprendida conlleva pensamientos negativos constantes sobre uno mismo y su futuro. Además, pueden aparecer dificultad para tomar decisiones en otras situaciones diferentes y falta de motivación al ver que no vale la pena esforzarse.
Síntomas conductuales
Entre los síntomas conductuales podemos encontrar la evitación, o la pasividad, el letargo o la disminución de las ganas de hacer actividades agradables. De esta forma, las personas evitan situaciones que perciben que no van a poder controlar o que creen que van a poder fracasar.
Síntomas relacionales
La indefensión aprendida puede afectar de forma significativa en las relaciones interpersonales. De esta forma, puede fomentar que las personas desarrollen una dependencia a la hora de poder tomar decisiones y no confían en su propia capacidad para influir en los resultados.
Además, puede conllevar aislamiento social y dificultad para establecer o mantener límites saludables, evitando a familiares y amigos, con los que antes disfrutaban. De esta forma, se desconectan emocionalmente de sus seres queridos, reduciendo la intimidad y el apoyo emocional en las relaciones.
Tratamiento de la indefensión aprendida
El tratamiento para poder abordar la indefensión aprendida no tiene por qué ser únicamente basado en la terapia cognitivo conductual.
De esta manera podemos emplear técnicas de la terapia cognitivo conductual como la reestructuración cognitiva, que nos permita identificar y desafiar las creencias. Además del entrenamiento en asertividad, en habilidades sociales de comunicación.
Pero también podemos poner en marcha estrategias de la terapia de aceptación y compromiso. Sobre todo centrándonos en aquello que las personas pueden controlar y tomar decisiones basadas en el presente que sean protectoras.
Además, podemos emplear un abordaje de IFS, en el que identifiquemos que partes son las que se están poniendo en marcha en aquellas situaciones. De que nos están intentando proteger, para que se han desarrollado y en qué momentos han necesitado estar presentes.
Otra opción de tratamiento puede ser mediante EMDR, reparando e integrando aquellas vivencias traumáticas, así como esas creencias negativas que se han desarrollado en base a estas.