El concepto apego se ha hecho muy conocido en los últimos tiempos. En psicología, este término hace referencia al vínculo primario que un bebé establece con su principal cuidador. Este aprendizaje nos acompaña a lo largo de nuestras vidas; pero, afortunadamente, podemos aprender nuevos patrones.
El apego ansioso o ambivalente es uno de los diferentes tipos de apego que se definieron a nivel teórico. En este artículo veremos detalladamente qué es y cómo podemos trabajarlo en las sesiones de terapia.
En este artículo hablamos de:
¿Qué es el apego ansioso?
La teoría del apego fue desarrollada principalmente por J. Bowlby. En esta, el autor propone que hay diferentes tipos de apego que podemos dividir principalmente en dos: seguro e inseguro. Dentro de los inseguros encontramos tres subtipos: ansioso-ambivalente, evitativo y desorganizado.
El apego ansioso, también conocido como ambivalente, se encuentra dentro de la categoría de los inseguros. Esto implica que las personas integran, a raíz de las experiencias de la infancia, que las relaciones son un lugar inseguro. A pesar de que esto sucede con los cuidadores, la creencia se extrapola.
Esto sucede puesto que las necesidades del niño/a son atendidas y cubiertas de forma intermitente. En otras palabras, a veces, el principal cuidador del menor se encuentra cercano, cálido, disponible emocionalmente y puede atenderle, pero en otras ocasiones no. No hay una consistencia en las interacciones y el menor no se siente suficientemente seguro en el vínculo.
Como consecuencia, se genera en el infante un miedo intenso a ser abandonado. Además, se observa una intensa ansiedad ante la separación, necesidad constante de contacto y mucha inseguridad. Se suelen describir como niños muy sensibles, emocionales y preocupados.
Todas estas características suelen mantenerse en la adultez, hecho que tiene implicaciones en la forma de vincularse con otras personas. Es frecuente observar problemas de autoestima, ansiedad y desconfianza en las relaciones, necesidad de validación o aprobación y una mayor tendencia a la celotipia.
¿Cómo trabajar el apego ansioso?
Afortunadamente, nuestro cerebro es increíblemente plástico y eso permite que, con el trabajo terapéutico, se puedan aprender patrones nuevos. Es decir, nadie está condenado/a por lo que aprendió en su infancia.
Se considera especialmente interesante abordar el trabajo desde un enfoque terapéutico integrador. Esto permite tener en cuenta a la persona como un todo a lo largo del proceso y este hecho es primordial.
Se considera importante poder realizar la evaluación del estilo de apego antes de iniciar el abordaje. Además, es interesante que cada profesional haya podido analizar, comprender y trabajar sobre su propio estilo de apego. La forma en la que el/la profesional se vincula también puede interferir en el proceso. El objetivo es poder establecer un vínculo seguro que sirva como experiencia correctiva a la persona para interiorizar un nuevo modelo relacional.
En los siguientes párrafos hablaremos más detenidamente sobre cómo abordar la intervención con menores y con adultos por separado. A continuación mencionamos algunos aspectos importantes a tener en cuenta en el trabajo con el estilo de apego ansioso o ambivalente.
Psicoeducación
Es elemental que la persona pueda comprender la importancia del apego, pero también la de los aprendizajes que realizó en la infancia. Validar su experiencia y entender el origen para comprender que no hay nada de malo en ella, sino que aprendió a relacionarse para sobrevivir.
Puede ser beneficioso para la persona entender qué significa apego en psicología y cómo se originan los diferentes tipos en la infancia. Quizá la persona exprese que se identifica con más de un estilo, puesto que en la etapa adulta se manifiestan diferente.
Autoconocimiento y toma de consciencia
El trabajo con la persona sigue con el desarrollo de la toma de conciencia sobre sus propios patrones relacionales. Esto incluye el análisis tanto de patrones presentes como, probablemente, de vínculos anteriores. La curiosidad, libre de juicio, es necesaria para esta parte del proceso.
Por supuesto, se revisarán los patrones familiares para validar su experiencia, sin culpar o juzgar a los cuidadores que les atendieron. Generalmente, los progenitores, o cuidadores, hacen lo que pueden con las herramientas que tienen en cada momento. Sin embargo, poder ver que no había “malas intenciones”, no invalida el sufrimiento de la persona.
Técnicas de regulación emocional
Hemos visto que las personas que han desarrollado un apego ansioso-ambivalente tienden a regularse únicamente mediante la corregulación. Precisamente por esto, el trabajo para interiorizar técnicas de autorregulación emocional es básico.
No hay nada de malo en la corregulación, recordemos que somos seres sociales y estamos programados para hacerlo. Sin embargo, cuando esta es la única estrategia percibida, el sufrimiento es enorme y esto, sin duda, puede tener un considerable impacto en las relaciones.
Autoestima, autocompasión y autocuidado
Ya hemos visto que las personas con el estilo de apego ansioso o ambivalente tienden a tener baja autoestima. Este será otro de los aspectos básicos a incluir en el trabajo que se desarrolle en el proceso terapéutico.
Cultivar la autocompasión puede resultar un gran aliado. Acompañarnos desde el respeto y la aceptación permitirá aumentar la autonomía y la seguridad de la persona. En este sentido, también es interesante establecer rutinas de autocuidado agradables y placenteras que le ayuden a conocerse y disfrutarse más.
¿Cómo trabajar el apego ansioso en adultos?
En la actualidad hay evidencia suficiente que demuestra que el apego en la edad adulta se manifiesta diferente que en la infancia. Por ello, se considera que probablemente es más adecuado hablar de dimensiones, tendencias y rasgos que de categorías en la adultez.
Es importante entender que otra de las diferencias entre el apego en adultos e infantes es que en las relaciones adultas la relación es simétrica. En la infancia los/as niños/as dependen de las personas cuidadoras, pero en la adultez ambas partes pueden ser una base segura.
En cuanto al proceso de terapia, es elemental tener presentes los modelos operantes internos del apego ansioso o ambivalente. Estos se relacionan con el abandono y el rechazo intermitente. Por tanto, puede darse la búsqueda de contacto continuado, una excesiva complacencia y el querer agradar.
Por sorprendente que pueda parecer, en algunos momentos puede aparecer también la agresión. En la infancia pudieron llegar a aprender que la agresión a las figuras de cuidado aseguraba de algún modo cierta presencia.
En el trabajo con el apego ansioso ambivalente en adultos también es importante el trabajo de las habilidades interpersonales. Este aspecto incluye comunicación asertiva y establecimiento de límites.
Las prácticas de atención plena y meditación pueden ser de gran ayuda en el autoconocimiento y la regulación emocional. Esta base es crucial para poder intervenir y abordar las heridas emocionales generadas a lo largo de la historia de vida. Este aspecto puede trabajarse desde diferentes enfoques como la perspectiva de trauma, el EMDR, la terapia de aceptación y compromiso, de pareja u otras.
¿Cómo trabajar el apego ansioso en niños?
Es importante tener en cuenta que los infantes con estilos de apego ansioso o ambivalente tienden a manifestar estados afectivos hiporegulados. Además, en ellos se observa una notable dificultad para ser calmados. Han aprendido a pedir ayuda y atención de forma muy intensa o dramática, puesto que es la forma de asegurarse una respuesta de sus figuras de apego.
Uno de los principales focos de intervención debería ser a nivel familiar. Explorar, analizar y comprender las dinámicas relacionales a nivel intrafamiliar es elemental para introducir a las figuras de apego en el proceso. Su papel es esencial. En este sentido, es importante realizar psicoeducación con ellos/as.
Es elemental establecer rutinas, estructura y aspectos predecibles en su día a día. Esto les ayudará a conectar con la seguridad que hasta el momento no han tenido. La predictibilidad ayuda a disminuir la ansiedad. Cuando el infante siente seguridad en el vínculo, se puede permitir explorar el entorno.
En la intervención con menores se puede utilizar mucho el juego terapéutico como herramienta. Forma parte del lenguaje y la forma de comunicarse de los infantes y puede aportar mucha información. Otra herramienta que está siendo ampliamente usada en la reparación del vínculo con niños/as es el EMDR.